viernes, 18 de abril de 2014

MATINAL

Subyugada por el vértigo,
desciende
       la
           hora
 con
    la
      noche:
albacea de tu boca,
crepitar del alba.

Caigo en
V
 I
E
N
T
O

 de arreboles.

Un rizo de tu pelo enhebra la mañana,
cuando la luz se recrea en tus pupilas.

Duermo en la marisma  creada por tu vientre
en una hendidura abismal,
cobijo de luna,
arrullo nocturnal.

De tus penígeros labios
Libo elixires por ensueños,
pórtico a la dulzura embriagante de tus ósculos.

Mientras,
  el alba decanta flores
y
mascullo la lengua de las aves.