viernes, 1 de abril de 2016

En búsqueda de la poesía de José de Jesús Ortiz Funes [TREBOL]


     La publicación de libros editados en León, sin pretender un vistazo diacrónico exacerbado, plantea que ya en 1956 se imprimían un mínimo de 300 ejemplares de la obra para una población de 130,000 habitantes. Hoy algunas editoriales no superan los 1,000 para el estado de Guanajuato, que en la ciudad más poblada contiene 1´500,000 pobladores, y el mismo Instituto Cultural de León, oferta la impresión de 300 a 600 ejemplares para los ganadores de las becas de estímulos a los creadores, a los cuales entrega el 30% del tiraje fuera de costo o exigencia de venta; así que, faltaría saber la forma de distribución de éstos y los índices de venta u óvolos de los mismos. Sin embargo, el siglo XX señala el desarrollo de la industria editorial en León sin un antecedente firme, pues los escritores se aventuraban a realizar una erogación importante con la finalidad de hacer llegar su obra a los públicos más selectos de su tiempo. Tal es el caso de la obra poética de José de Jesús Ortiz Funes.

Visito la Biblioteca Central Estatal Wigberto Jiménez Moreno, de León, Guanajuato; para consultar en la Colección de Fondos Especiales la obra de José de Jesús Ortiz Funes. El primer libro que me facilitan es Trébol, poemas,[1] editado en esta ciudad, México MCMLVI (1956), y el colofón describe haber sido hecho en la imprenta “Cuauhtémoc” con un tiraje de 300 ejemplares; la letra de la primera de forros destaca en tinta verde y magenta, como aparece en los títulos de los poemas y su contenido. De una elaboración artesanal pegado y con grapa, ostenta una dedicatoria al coleccionador e investigador de quien este acervo lleva su nombre. La portadilla describe que la portada (primera de forros) fue elaborada por Arturo Padilla Urenda, la contratapa (cuarta de forros) tiene una impresión de la parroquia de San Miguel, barrio leonés del cual fue originario el poeta; también muestra una fotografía de la escultura del autor en interiores, realizada por Manuel Dávalos, y las viñetas de la obra  estuvieron a cargo de Guadalupe Zermeño. El libro contiene 83 páginas y presenta en la obra un total de 68 poemas.

El poemario se puede concebir como una obra tripartita, simula el contenido un trébol. De tal forma que cada una de sus partes supone la forma triada. Organizado en una primera parte de poemas escritos en estrofas de tres versos[2], y de a tres por página aludiendo al nombre del libro. De  Trópico, Trébol y Cristo, en la página 11 hasta Cromo, intemperancia y Boceto en la pág. 43, y con  El poema Clepsidra, que aparece solo, cerrando la parte en la pág. 45.



El poema trébol, que da nombre a la obra, tiene una estructura que más emula al Haikú que un tercetillo, pues al carecer de rima y contener versos menores a 8 sílabas poéticas tampoco corresponde a la forma de soleá. Cuestiono pues el empleo de esta estructura en la obra poética de Ortiz Funes, pues el Haikú estaba en estudio apenas en el transcurso del s. XX por algunos mexicanos.[3] No así precisar que fuere una forma desconocida para el vate de San Miguel, valdría una inclusión debido a su relación con otros estudiosos de la época, ya que en 1919 el haikú llegó a México a través de José Juan Tablada. Su libro Un día, poemas sintéticos, publicado en 1919, es exclusivo de haikús y para 1929 publicaría El jarro de flores, otro libro del mismo contexto.

TRÉBOL [4]

Tres veces huele         tres / ve / ces / hue / le                  5 sílabas
a vegetal concordia    a / ve / ge / tal / con / cor / dia        7 s.
la mañana.                         la / ma / ña / na                                        4 s.p.


En la misma página aparece el poema Trópico, de similares formas, pero si tiene los rasgos propios de la soleá, conserva la rima asonante en los dos primeros versos y exige a los tres versos una medida menor a ocho sílabas poéticas:

TRÓPICO

Ahí, donde la sangre    r. angre          a / hí / don / de / la / san / gre         7 s.p.
suspira tulipanes,         r. anes           sus / pi / ra / tu / li / pa / nes           7 s.p.
comienza el corazón.                                        co / mien / za-el / co / ra / zón+1            7 s.p.

           El tercer poema de la misma página, tiene la estructura de un tercetillo, con rima consonante en los versos primeros y una métrica de arte menor, la temática mística aparece en la obra de Ortiz Funes de forma frecuente:

CRISTO

Rural devocionario             r. ario     Ru / ral / de / vo / cio / na / rio        7 s.p.
será tu itinerario                  r. ario     se / rá /  tu / i / ti / ne / ra / rio        7 s.p.
mi parcela de luz.                                             mi / par / ce / la / de / luz+1                7 s.p.

Los tres poemas anteriores manifiestan el conocimiento de las formas que poseía el escritor, tal vez adecuada a las lecturas que pudieran ser parte de su selección, pues se afirma en la formas más que en los fondos temáticos de su poemas.

Se puede apreciar en la segunda parte que inicia con el poema Feria de gozo, poesía escrita en sonetos, éste escrito en tres: I sobre los barrios de león, II dedicado a león, y III a su tierra, en la pág. 47. Continúa con Biombo de Junio, pág. 51, también escrito en tres sonetos, y a partir de Pájaro de luna, pág. 55, dedicado a la escritora Concha Mojica, miembro femenino del grupo cultural Oasis, escrito en endecasílabos y con una rima consonante o perfecta de tipo ABBA ABBA CDC DCD; hasta a Al pie del mar, pág. 73, poemas de la misma estructura. En ellos el vate se solaza en la escritura de la técnica clásica en cuanto a la forma:

PÁJARO DE LUNA
                       
A Concha Mojica
                                                                        RIMA      MÉTRICA
Amo tu soledad, tras la persiana                                 A  ana    11 Sílabas.
que corre al despertar redondo amparo,                      B  aro     11s.
con sencilleces brújulas del aro                                   B  aro     11s.
que gira el girasol de la mañana.                                 A  ana    11s.

Amo tu soledad como paisana,                                   A  ana    11s.
en el otoño del minuto-avaro,                                      B  aro     11s.
para beber con su silencio claro                                  B  aro     11s.
el cielo que se cierne-en mi ventana.                           A  ana     11s.

Amo la transparencia del aroma,                                 C  oma   11s.
porque sugiere sedas de poesía                                   D  ía      11s.
al biombo de la voz que se desploma.                        C  oma   11s.

Un pájaro de luna me decía,                                        D  ía        11s.
que tuerces en las manos de redoma                          C  oma     11s.
los garfios del sudor de tu elegía.                                                   D  ía           11s.

La tercera parte del trébol poético inicia con Raíces en la página 75, el cual se expresa  en versos libres de métrica; y tres estrofas de 7, 5, 11, versos. Otros poemas mantendrán las estructuras libres como son Ciudad amarga, pág. 77; Vida, pág. 79; para cerrar con Lindero de Júbilo, pág. 81, Dedicado a su barrio, San Miguel de la Real Corona:

LINDERO DE JÚBILO

Te canto, San Miguel,
porque nací cenzontle
de tu real corona
–cordillera de espadas
que fabrica el maguey–.

Porque tu sol improvisó a mis ojos
como en nicho lavado de neblina,
tu cándido retablo
que suelta sus palomas
por la nostalgia azul…
mientras cantan,
mis afectos,
pastores aniñados,
villancicos de leche
y aleluyas de miel.
¡Y se vuelven monedas, el oro del trigal,
o sangra de cilicios el fraile zarcigüil!

Te canto, San Miguel,
por la sencilla fe de tus mujeres
que saben a canela y a piñón:
menudas chuparrosas
que en cántaro y rebozo
transportan las estrellas
y los tajos de cielo
que te llenan
la natural clepsidra de los ojos,
con que tú siempre mides
a nivel de la cruz inicial de los labios
al arcángel del beso.

Por tus novias que bordan
el redondel gitano de los sueños,
cascada de jazmines en desvelo
la pandereta de la luna llena
sobre sus frentes en botón de azahares.

Te canto, San Miguel,
por tus niños descalzos,
huérfanos de la blanda caricia del apóstol:
los nardos de la estrella de su diestra,
como espiga de gracia, meciéndose en Huejutla,
bajo la mitra de una nube de llanto.

Mas ay!
¿Por qué sólo cosecha
puñales afilados
en la piedra redonda
que da vuelta el olvido?
Cuando cantas,
cuando lloras,
cuando rezas
¡oh mi barrio imperial!
al silbo de saetas
estremece verbena de claveles
el Tribuno,
y ruge en el alcázar de luz
como un cachorro, el corazón.

La influencia del modernismo poético de los autores del s. XX se refleja en los temas regionales, expresa asuntos locales en sus versos, intenta la imagen que manifiesta lo particular del sitio, emula así la poesía de López Velarde, y llena de localismo y nacionalismo su fondo. Sin embargo; el poeta se libera de las estructuras rígidas y explotadas en la época en la tercera parte del poemario, como lo son el soneto y el terceto de su predilección. 

La obra cierra con un vago intento de transitar a la poesía libre en donde la retórica poética supla la exigencia de la forma. El autor se reconoce en sí, como observador de las bellezas de su localidad y se autonombra zenzontle. Adquiere per se, la obligación de manifestar al lector su privilegio de haber nacido poeta amparado por una tierra pródiga de cantores. Su poema Ciudad Amarga, ya había sido publicado -Letras potosinas,16-17, abr.may. 1955- un año antes de su inclusión en el poemario.



[4] Según Vicente Haya Segovia en su libro Haiku: la vía de los sentidos (pág. 29). El haiku (俳句?), en español frecuentemente jaiku (siguiendo la transcripción fonética directa), es una forma de poesía tradicional japonesa. Consiste en un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. 



[3] “Pero sería Octavio Paz quien pondría el haikú en la antesala de las letras mexicanas. A principio de la década de los 50’s, se inicia en Paz una síntesis de su poética, tiene claros acercamientos con el surrealismo francés y la cultural del Japón, su obra posterior a “Piedra de sol” no se concibe sin esa doble influencia. En esos años, con ayuda de su amigo Eikichi Hayashiya, traduciría Oku no Hosomichi de Matsuo Basho, que en el año de 1957 se publicaría como Sendas de Oku; sería reeditado con algunas mejoras en 1988.” En Sendas de Hormigas: entre hikús nos veremos, Aníbal Martínez, El Canto del Ahuehuete, ideas en diatriba, número 24, octubre 2012, pág. 12. 


[2] Estrofas de tres versos: Terceto: versos endecasílabos (o, en general, de arte mayor), con rima consonante, 11A 11B 11A, si bien puede presentar otros esquemas. Tercetillo o tercerilla: versos de arte menor, rima consonante y que puede presentar distintos esquemas. Soleá: versos de arte menor, rima asonante, a–a.


[1] El libro tiene el siguiente registro en el acervo de la colección de Fondos Especial de la Biblioteca Estatal Wigberto Jiménez Moreno: 290790 A-6177, y su clasificación: 861.72 O777t Datos de Biblioteca: Trébol, Ortiz Funes, José de Jesús. TYD, 1956, México, 83 pp. 28.2 cm.


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